martes, 9 de octubre de 2007

Leticia de Santos-Aguscalientes- A veces....




A VECES, ACABO ALBERGÁNDOME DE MI MISMA

Es probable que siga así,
contemplándome el reverso de las manos
muchos otoños. A veces creo,
como cree un moribundo desahuciado,
en el último giro antes de perder el honor y la cordura.

Por todas partes encuentro una sola verdad
mi complacencia de ánima,
que respira su nombre.

Me he desvestido como una sola sustancia,
en un vaso de agua,
en mis pómulos de niña,
hora y alfiler,
nostalgia de musgo impasible en su ceniza.
Creo entonces que mi voz se ha afilado
con una ternura escupida de besos apagados.

¿Será algo más?
No poder salir de la tiniebla que pica su lengua de abeja.
Irremediablemente,
creo que no moriré caída y ciega,
más antigua en deseos que una página doblada,
que un pergamino sellado,
sin destinatario.

Todo pasa y apremia el fruto en la balanza,
y vuelve la noche transversal
olvidando mis pupilas pequeñas.
No hay réplica ni discurso
no escribo donde soy fuente y elemento
sino donde estoy aquí desde el principio.

A veces, acabo albergándome de mi misma
haciéndome invisible y lugar solitario
para no terminarme en gestos y brasas.

He descubierto que solo me sostuvo el viento en cada caída
en cada ola,
en el sello más cerrado de lo que amaba.

Tal vez por eso me hice hierba, voz antigua, campanario,
que ya no reconoce sus doce de la noche
ni su madrugada,
que ha olvidado su multiplicación de plegarias,
cultivando violetas en pleno invierno.

Es mejor así, roca o llama,
túnel y herida, que más da.


1 comentario:

Ricardo Serna dijo...

Leticia


Contento de contar con tu magnífica poesía, querida amiga